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MEGAPIXELES, DPI, ETC...

Los mandamientos de la resolución

Por: Ricardo Garibay (1)


El concepto de resolución de imagen no es nuevo. Con las películas y papeles tradicionales encontramos la resolución como la cantidad de líneas perfectamente distintas que un material puede describir por cada milímetro, aunque no siempre reparamos en ello. Si hoy en día usamos con más frecuencia la palabra “resolución”, es porque ahora podemos controlarla, y, de hecho, nos vemos obligados a hacerlo. En fotografía analógica elegimos un material y de antemano sabemos que tendrá una buena resolución (además de que, en lo general, no podemos modificarla). No es así en la imagen digital: tomamos decisiones al respecto desde la compra de una cámara, al momento de hacer una toma, cuando la procesamos en computadora, y cuando decidimos imprimirla. Así que, si bien el concepto de resolución no es nuevo, ahora estamos obligados a entenderlo para obtener los resultados que queremos.

Generalmente es en la salida cuando reparamos en la importancia de la resolución: en el monitor de la computadora casi todo se ve bien, pero al momento de imprimir llega la decepción. Por ello no sobra dar ciertos lineamientos para el correcto manejo de resoluciones; lineamientos que bien podríamos resumir como los diez mandamientos de la resolución:

Resolucion

 

 

 

 

 

 

 

 

 













1- La cantidad de pixeles es lo que cuenta. El número de pixeles que componen una imagen es lo que determina el tamaño real de la imagen y el tipo de impresión que puede lograse a partir del archivo. Las dimensiones en pixeles resultarán en un determinado tamaño del documento, ahí es donde podemos prever en términos mas comprensibles el resultado a obtener.

2- No todos los pixeles son iguales. Los “buenos” son los que se capturan realmente, ya sea en una cámara o en un escáner, no los que pueden generarse en un editor de imágenes.

3- Crecer en hardware, reducir en software. Para incrementar las dimensiones de la imagen, debemos hacerlo en la captura o en la impresión, no en el editor (Photoshop u otro). En la captura debemos determinar la cantidad de muestras (que generarán un pixel cada una), para que el equipo de impresión pueda generar los puntos necesarios para crecer la imagen sin dañar su calidad. Para el crecimiento de una imagen hay que evitar por completo el software; es mucho menor el crecimiento que se puede lograr en la salida que en la captura, pero siempre será un crecimiento de mejor calidad del que se puede generar en software.
La reducción de tamaño puede hacerse en software, pues se trata de eliminar el exceso de pixeles para obtener el tamaño deseado. Esto sólo se recomienda cuando hay una limitación importante para el manejo de la imagen, por ejemplo cuando se trate de una imagen para subir a internet y sólo para su visualización, nunca para producir una impresión con ella.

4- Los MegaPixeles no son todo en la vida. La cantidad de información no es por sí sola una garantía total de calidad de la imagen. La profundidad del pixel (bits por canal), la exposición correctamente determinada en cámara, el manejo de espacios y perfiles de color, la manipulación de valores de contraste, densidad y saturación, etcétera, tienen efecto directo sobre la calidad final de la obra. En ocasiones, incluso, es preferible la calidad a la cantidad.

5- Cada dispositivo de salida tiene un requerimiento específico de resolución. Al pensar una obra, es necesario prever la salida para prepararse con la mayor cantidad posible de información, para que no haya deficiencia en ese sentido. No es lo mismo una salida a monitor (72 dpi) que una impresión por inyección de tinta ó una impresión digital fotográfica (300 dpi como mínimo). Incluso hay diferencias de acuerdo con el soporte de impresión a utilizar; papeles fotográficos, de algodón y telas, permiten mayores o menores tamaños de acuerdo con el grado de textura y absorción de tinta. Lo mismo pasa con diferentes impresoras.

6- El formato de archivo (extensión) afecta la resolución de la imagen. Los formatos que comprimen la imagen (jpg, gif, png, eps) eliminan información para reducir el peso del archivo. Esa información va a ser generada de nuevo al abrir la imagen, pero a partir de los pixeles que se guardaron, no a partir de los originales. Por tanto, hay una degradación de calidad que aumenta progresivamente cada vez que se modifica el archivo y se vuelve a guardar, de ahí que sea recomendable no utilizar esas compresiones en archivos de trabajo o de impresión.

7- Photoshop no es Todopoderoso. Si bien el algoritmo de interpolación bicúbica es extraordinario y se pueden hacer maravillas con el programa, el crecimiento de una imagen tiene consecuencias inevitables. Puede hacerse una interpolación por aproximaciones sucesivas y hasta cierto punto. Al crecer una imagen, es como si estiramos un tejido cerrado, se crean huecos que es necesario rellenar con información y esa se genera a partir de la información existente pero no siempre hay suficientes elementos capturados para dar un resultado aceptable.

8- Siempre consultar los requerimientos técnicos del impresor. Esto para estar ciertos de que se está produciendo un archivo adecuado para la salida elegida.

9- Maneja siempre la información completa. Al solicitar o dar la resolución de una imagen, no basta con los dpi, por si solo este dato no quiere decir nada, se debe dar el tamaño de documento asociado a esa resolución ó las dimensiones en pixeles para saber el tamaño de impresión posible. El peso del archivo es también una buena referencia.

10- Nunca será excesivo el énfasis en la calidad de un archivo para lograr una impresión de calidad. Regla de oro: la post-producción no arregla la pre-producción.

...y el onceavo.- Nada de esto es obvio. Cuando creas que tienes todo controlado, vuelve a pensar en todo lo que afecta a la imagen.

 

(1) Ricardo Garibay es fotógrafo y director de Carbón4 / Estudio de impresión (ir al curriculum)

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